Por:  Luan Arango

Pues Hernando, aparte de ser un amante del cine y la lectura, de la comida y los viajes, de los amigos y las tertulias, fue el fundador de la Corporación Volver a la Gente, con una determinación terca de cambiar la situación del país en que nació y vivió toda su vida. Un país azotado por la violencia y las tragedias, pero a su vez lleno de esperanza y belleza, por eso último es que luchaba Hernando, un soñador incansable, a veces demasiado soñador y ambicioso con las propuestas y desarrollo de los proyectos, con cuentas alegres de poder hacer de todo y más, pero siempre con la determinación y el enfoque claro que logró llevar a la Corporación a lo que es hoy en día, aunque no sería justo ignorar las buenas compañías y los hábiles equipos que lo rodearon y ayudaron a construir su legado, asesorando y dando puntos de vista distintos, permitiendo un intercambio de ideas para lograr llevar acabo las tareas lo mejor posible. Pasó por momentos duros, sin proyectos, sin financiaciones, pero sin rendirse en ningún momento, siempre buscando con quién hablar, como relacionarse, cómo lograr llevar a cabo sus sueños y propuestas. Gracias a sus habilidades para vender sus ideas y conocer gente que compartiera el mismo tipo de sueños y ambiciones es que Volver a la Gente logró participar de grandes y enriquecedores proyectos que nos llenaron de experiencia, aprendizaje y habilidades que hoy en día podemos poner en práctica frente a cualquier reto que se nos proponga y que nos han conseguido un puesto en el reconocimiento público. La Corporación Volver a la Gente, como legado de Hernando y organismo vivo le agradece infinitamente no haberse rendido en ningún momento, haber luchado y haber construido algo cuyo fin no era el enriquecimiento personal, sino el enriquecimiento cultural y social.